A mi Elenita

Este post es para recordar a una persona muy especial en mi vida, que al día de hoy ya no está conmigo. Ella aunque no era familia de sangre, lo fue de corazón. Acá pongo lo que leí para ella en su funeral, el lunes 12 de agosto de este año.

        ELENA NIETO GONZALEZ. 

Q.E.P.D

1 de mayo1938 Bolivia (Caldas)- 11 de agosto de 2012 Medellín (Antioquia).

Hoy Elenita, estamos en tu despedida de esta vida terrenal,  una vida en la cual por sencilla  y tranquila, llenaste con tu luz los corazones de muchas personas. Para mi en especial, eras cómo una abuelita más, y te sumas  a mi familia que ya se ha ido y que recuerdo con tanto cariño.

Tu Elenita, estabas animada con la idea de volver a ver a tu papá, mamá y a otros que adorabas con tanto cariño.  Nosotros ya sabíamos que pronto te irías; tratamos de que no se notara nuestra tristeza, ya que cómo humanos que somos , la idea de la muerte siempre nos llena de inquietud.  Tu y yo hablabamos mucho de esto, y no sólo a lo último. Con tus palabras me dabas la visión del mundo , que por sencilla que fuera, era sabia y válida.

Siempre nos decías que mi hermana y yo eramos cómo sobrinitas para ti, la manera en que os consentías, en que te mimábamos, tus abrazos... nos daba a entender todo el amor que sentías por nosotros. Contigo no nos queda remordimiento, ya que siempre tratamos de decirte cuanto te queríamos.

Desde que te conocí, supe que eras especial, con tus fallos y virtudes, con tus sueños e ilusiones. Elenita, lo mejor de ti  fue que fuiste especial con todos, familiares y extraños . Tu ternura y bondad iba hasta con los animales (*).  Te encantaba dar lo poco que tuvieras . Eras feliz cuando los demás lo eran y eso es algo que no se olvida, y que me dejó una de las mejores lecciones de la vida.

Muchas gracias por lo que brindaste a mi familia, esos años de dedicación, amor y cariño.  Te llevaremos siempre en el corazón, hasta el día en que nos volvamos a encontrar.

Alejandra R.

(*) La foto es de abril de este año, Elenita con mi mascota Paco, al que ella quería cómo si fuera un niño. Ahí acababa de arroparlo para dormir.