Ab imo pectore (desde el fondo de mi corazón).

Desnudo su mirada que me acaricia con amor todo mi cuerpo, anhelando cosas por ahora imposibles, no encontrando respuesta a la eterna pregunta que me carcome por dentro: ¿Será que eres  mi alma gemela...?

Esta infame  compañera que se esconde de mi por siglos y por mundos,  el destino que se ríe de mis lágrimas de sangre porque no entiende mi dolor, ya que de otra manera  me ayudaría a encontrarla,  y se que ahora se carcajea a gritos, porque me entrega lo que tanto pido en forma de imposible... en una cruel lejanía.

Siento que mi ser duda aún más en su presencia: ¿serás tu?, pero al mismo tiempo me deja de importar, ya que cada día siento que te amo más y que cada fibra de mi cuerpo late al compás de tu corazón. Tengo miedo de volver a amar, de empezar otra vez de nuevo. Solo que esta vez entraña más significado para mi que todos mis fantasmas anteriores. Desconozco  si  este amor  es una prueba, que me hace dudar de lo que soy, porque al verte, me reconozco en ti, incluso con tantas diferencias. Somos una sola alma (dividida por la envidia de los dioses primigenios) que debe encontrarse a si misma a pesar de ser dos, una evidencia del verdadero amor que nos profesamos si logramos salvaguardar tan grandes obstáculos.

El primero no es el más obvio para los dos, es la alucinación de amarnos a través del otro, sin dar por supuesto que a pesar de que nacimos como uno solo, llevamos caminos muy diferentes. Yo bajé a la tierra solo por hallarte y llevo eones buscándote sin muy buenos resultados, Te vislumbraba en oscuras sombras del arco iris, encontrando al final de este no la olla de oro prometida sino tu muerte ante mis ojos, o el derrumbe del castillo de naipes de esa infausta vida. Ahora, reconozco, quizás no sea el mejor momento de mi vida para hallarte...  recordando  que te perdía siempre por mi orgullo, que me impedía buscar ayuda y decirte todo lo que sentía. Tu cómo ningún alma, me comprendes y me haces no solo ser feliz, me ayudas a elevarme como águila al cielo y evolucionar para escapar de este mundo infernal.  Ser llamado un ángel caído vale la pena si estas a mi lado para elevarme de nuevo mi adorable águila-escorpión.

Tiendo mis manos  al cielo, exclamando cada segundo por tus besos, añorando tu sabor y tu carne, embriagando de deseo mis sentidos, todo eso en un pasado cada vez más borroso porque el futuro se perfila ante mi, marcando a fuego tu nombre en el verdadero corazón de mi espíritu. Recuerdos de un ayer que aún no ha pasado, porque todas las vidas se entrecruzan el  infinito vacio kármico, no obstante eres tu la llave que nos liberará a ambos. Me preguntaba ¿serás tu mi alma gemela?, porque dudo. Pero no dudo de ti, me da miedo es que yo vacile ante la exigencia de esta vida. Yo en verdad te conozco, me gustas, te quiero, te amo, te extraño y te ha llorado cada vida en que te he encontrado y perdido, y ahora en que yo estaba perdida me hallaste, donde  le ruego a Dios que nos permita conservar este amor y  que siquiera esta vez, en vez te decirte un adiós temprano, pueda decirte un te amo para toda la vida.



Alex River
7 de abril de 2011