Bajo la fantástica luna, dos amantes se
encontraron con lujuria contenida por mucho tiempo.
Aventura prohibida, esclavitud de las cadenas
del sexo que componen la sinfonía de la vida.
Ese miedo primario, esa inseguridad de la primera vez
entre los dos, aunque ambos ya tenían su recorrido
y sin embargo, esa noche temblaban por
la anticipación de lo que pasaría: temor al rechazo,
a fallar, a no cumplir con las expectativas o quizás a
disfrutar tanto que si no era esa noche se morirían.
Al cerrarse la puerta, de aquella habitación clandestina
la risa invadía sus corazones: Dicha y miedo...
Dejarse llevar por esos sentimientos, impulsos que recorren
la piel, que desgarran el corazón si no se acaba
ese placer de los cuerpos.
Besos instintivos, deliciosos por ser el preámbulo de lo que seguiría...
Alex River (sep 2014)
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